La implementación de políticas públicas que regulen el consumo de comida chatarra se ha venido dando desde el 2011 en Europa. Países como Dinamarca, Hungría y Finlandia son algunos ejemplos. De la misma manera, en América Latina también se han creado impuestos especiales hacia este tipo de comida. Así, por ejemplo, desde 2012, en Perú, Uruguay y Costa Rica se prohibió la comida poco saludable en las escuelas públicas. En el 2013, México implementó un gravamen que regula el consumo comida chatarra. Finalmente, el presidente de Ecuador, Rafael Correa, anunció el pasado 30 de agosto del 2014, la intención de diseñar un ‘impuesto exclusivo’ para los productos nocivos. De acuerdo con Correa, la creación de este impuesto serviría para financiar la atención de enfermedades provocadas por la mala alimentación. Un ejemplo directo de cómo los gobiernos están buscando mejorar la salud de los ciudadanos constituye Dinamarca. En este país existen impuestos sobre el azúcar, chocolates, bebidas gaseosas y grasas. La implementación de este último impuesto, en 2011, ha hecho que productos como la mantequilla y el aceite tengan un consumo limitado. De acuerdo a un estudio publicado el 26 de enero del 2011 en American Journal of Clinical Nutrition, la efectividad de los impuestos a la comida chatarra dependería de si existe o no la información calórica en cada alimento. Además, debe existir un interés por parte del consumidor en mantener un estilo de alimentación adecuada. Fuente: El Comercio, domingo 14 de septiembre.